El problema de los límites del conocimiento humano:
TEXTOS:
a) Escepticismo:
"Aristocles resumía en estos términos la doctrina de Pirrón: "Pirrón de Elis no ha dejado ningún escrito, pero su discípulo Timón dice que aquel que quiere ser feliz debe considerar estos tres puntos: primero, ¿qué son las cosas en sí mismas?; después, ¿en qué disposiciones debemos estar frente a ellas?; en fin, ¿qué resultará para nosotros de estas disposiciones? Las cosas no tienen diferencias entre sí y son igualmente inciertas e indiscernibles. Por esto nuestras sensaciones y nuestros juicios no nos enseñan lo verdadero ni lo falso. Por consiguiente, no debemos fiarnos ni de nuestros sentidos ni de la razón, sino permanecer sin opinión, sin inclinarnos de un lado ni del otro, impasibles. Sea cual fuere la cosa de que se trate, diremos que no es necesario afirmarla más bien que negarla, o bien que hay que afirmarla y negarla a la vez, o bien que no hay que afirmarla ni negarla. Si nos encontramos en estas disposiciones, dice Timón, alcanzaremos primero la afasia, después la ataraxia. (...) Pirrón encontró la fórmula escéptica: suspender el juicio [epojé]. (...) La razón que daba es que siempre pueden invocarse razones de fuerza tanto en pro como en contra de cada opinión. Lo mejor es, pues, no tomar partido, confesar que no se sabe, no inclinarse de ningún lado, no decir nada, permanecer en suspenso. De ahí también diversas fórmulas que tienen la misma significación: yo no defino nada; nada es inteligible; ni sí ni no. (...)
Importa señalar que la duda escéptica no se refiere a las apariencias o fenómenos que son evidentes, sino únicamente a las cosas oscuras u ocultas. Ningún escéptico duda de su propio pensamiento, y el escéptico reconoce que es de día, que vive, que ve. No pone en duda que tal objeto le parezca blanco, que la miel le parezca dulce. Pero el objeto, ¿es blanco? La miel, ¿es dulce? He aquí lo que no sabe. Ignora todo lo que no aparece a los sentidos; no niega la visión, pero no sabe cómo se cumple. Por consiguiente, no hay que decir que el escéptico duda de todo en general; no duda de los fenómenos, sino solamente de las realidades en tanto que distintas de las apariencias." (BROCHARD, Los escépticos griegos)
b) Empirismo:
"Supongamos que la mente es, como nosotros decimos, un papel en blanco, vacío de caracteres, sin ideas. ¿Cómo se llena? ¿De dónde procede el vasto acopio que la ilimitada y activa imaginación del hombre ha grabado en ella con una variedad casi infinita? A esto respondo con una palabra: de la experiencia. En ella está fundado todo nuestro conocimiento, y de ella se deriva todo en último término. Nuestra observación, ocupándose ya de los objetos sensibles externos, ya sobre las operaciones internas de nuestras mentes, percibidas y reflejadas por nosotros mismos, es la que abastece a nuestro entendimiento con todos los materiales del pensar. Estas dos son las fuerzas del conocimiento; de ellas proceden todas las ideas que tenemos o podemos tener. El que considere atentamente el estado de un niño recién nacido hallará pocas razones para imaginarlo lleno de ideas, que constituyan el material de su conocimiento futuro. Creo que si un niño viviera en un lugar donde no viera otros colores que el blanco y el negro hasta que fuera hombre, no tendría ninguna idea del escarlata o del verde; lo mismo que la persona que no probó en su niñez una ostra o una piña, no tiene el recuerdo de aquellos particulares sabores. (...)
"Las sensaciones externas e internas son las únicas vías de paso del conocimiento al entendimiento que puedo encontrar. Hasta donde puedo descubrir, éstas son las únicas claraboyas por las que la luz se introduce en este cuarto oscuro. Porque pienso que el entendimiento no deja de parecerse a una habitación totalmente desprovista de luz, que no tuviera sino una abertura muy pequeña para dejar que penetraran las apariencias visibles externas o las ideas [= percepciones] de las cosas; de tal manera que si las imágenes que penetran en este cuarto oscuro permanecieran allí, y se situaran de una una manera ordenada como para ser halladas cuando lo requiera la ocasión, este cuarto sería muy similar al entendimiento de un ser humano, en lo que se refiere a todos los objetos de la vista y a las ideas de ellos. (...)
"Es evidente que la mente no conoce las cosas de forma inmediata, sino tan sólo por la intervención de las ideas que tiene sobre ellas. Nuestro conocimiento, por ello, sólo es real en la medida en que existe una conformidad entre nuestras ideas y la realidad de las cosas. Pero ¿cuál es ese criterio? ¿Cómo puede la mente -puesto que no percibe nada sino sus propias ideas- saber que están de acuerdo con las cosas mismas? Esto, aunque parece ofrecer cierta dificultad, pienso que se puede resolver (...) Como las ideas simples no pueden ser forjadas por la mente por sí misma, tienen que ser necesariamente el producto de las cosas que operan sobre la mente de manera natural, y que producen en ella aquellas percepciones para las que han sido adaptadas y ordenadas. (...)" (J. LOCKE, Ensayo sobre el entendimiento humano)
c) Racionalismo:
"Se trata de saber si el alma en sí misma está enteramente vacía, como las tablillas en las que todavía no se ha escrito nada (tabula rasa), tal y como piensan Aristóteles y el autor del Ensayo [Locke], y si todo lo que en ella está trazado proviene únicamente de los sentidos y de la experiencia, o si, por el contrario, el alma ya contiene originariamente los principios de varias nociones y doctrinas que los objetos externos únicamente despiertan (...). [Por eso] prefiero utilizar la comparación [de la mente] con una piedra de mármol que tiene vetas, mejor que una piedra de mármol totalmente compacta, o tablillas vacías, es decir, lo que los filósofos llaman tabula rasa. Pues si el alma se pareciese a dichas tablillas vacías, las verdades estarían en nosotros como la figura de Hércules está en un mármol, siendo así que a dicho mármol le es completamente indiferente recibir esa figura o cualquier otra. Mas si en la piedra existiesen vetas que marcasen la figura de Hércules con preferencia a otra figura, dicha piedra estára más determinada a ello, y de alguna manera Hércules estaría como innato, aun cuando hiciese falta tomarse trabajo para descubrir esas vetas, y para limpiarlas mediante pulimento, quitando lo que les impide aparecer. Y así es como las ideas y las verdades nos son innatas, en tanto inclinaciones, disposiciones, hábitos o virtualidades naturales." (G. W. LEIBNIZ, Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano)
d) Criticismo kantiano:
"No hay duda de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia. Pues, ¿cómo podría ser despertada a actuar la facultad de conocer, sino mediante objetos que afectan a nuestros sentidos (...)? Por consiguiente, en el orden temporal, ningún conocimiento precede a la experiencia, y todo conocimiento comienza con ella.
Pero, aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia. En efecto, podría ocurrir que nuestro mismo conocimiento empírico fuera una composición de lo que recibimos mediante las impresiones y de lo que nuestra propia facultad de conocer produce (simplemente movida por las impresiones) a partir de sí misma. (...)
Consiguientemente, una de las cuestiones que se hallan más necesitadas de un detenido examen y que no se pueden despachar de un plumazo es la de saber si existe semejante conocimiento independiente de la experiencia e, incluso, de las impresiones de los sentidos. Tal conocimiento se llama a priori y se distingue del empírico, que tiene fuentes a posteriori, es decir, en la experiencia. (KANT, Crítica de la razón pura)
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