miércoles, 22 de abril de 2020

2º de Bachillerato: Historia de la Filosofía EVAU: El problema de la ética/moral en Habermas

EL PROBLEMA DE LA ÉTICA /MORAL EN JÜRGEN HABERMAS

   Jürgen Habermas (1929-) es el principal representante de la llamada “segunda generación” de la Escuela de Frankfurt, que se ha ocupado de llevar a cabo una síntesis entre la filosofía de Marx, Kant y la filosofía analítica del lenguaje anglosajona.
  Habermas distingue tres clases de acciones humanas, que en la vida cotidiana están mezcladas entre sí:
a)    Acción instrumental o estratégica: es de tipo manipulativo, y se propone buscar estrategias para conseguir un fin o un objetivo dirigido por los intereses egoístas del sujeto. Se expresa en la ciencia y la técnica.
b)    Acción comunicativa: es la acción orientada a la comprensión, es decir, a interpretar y dar sentido a las acciones de los demás. A través de ella, los hombres se relacionan como sujetos racionales, éticos y políticos.
c)    Acción dramatúrgica: es la acción orientada a dar expresión a los estados internos del sujeto, es decir, a sus deseos, emociones y personalidad.
   La acción instrumental y la comunicativa son muy diferentes: la primera pretende controlar y manipular la naturaleza y la sociedad, influyendo en la conducta de lo demás; la acción comunicativa trata de motivar a los demás, para que su conducta sea más racional y ética.
   Partiendo de esos presupuestos, Habermas expone una ética del discurso, que guarda semejanzas con la ética de Kant, porque pretende ser universal y formal como ella, aunque añadiéndole una dimensión social que Habermas toma de Marx.
   El discurso es una acción comunicativa, en la que los participantes dialogan en una situación ideal. Para que el discurso pueda constituirse, se requieren dos condiciones:
) Libertad para que los participantes puedan decir lo que piensan sin restricciones ni coacciones externas.
2ª) Igualdad de los participantes en la discusión, para que el peso de cada uno de ellos en la misma sea igual.
   Si no se cumplen estas condiciones, el diálogo estaría sesgado y limitado por el poder de un grupo para imponer a los demás interlocutores sus intereses y preferencias, y las conclusiones del diálogo no estarían socialmente consensuadas.
   La ética del discurso de Habermas se basa en dos principios: el principio del discurso y el principio de universalidad: según el primero de ellos, las únicas normas legítimas son aquellas que establecen los participantes en un discurso que cumplen las condiciones mencionadas; según el segundo principio, las normas del discurso deberán ser aceptables para todos los miembros del grupo al que afecta. Ambos principios corresponden a una situación imaginaria e hipotética, porque, en realidad, siempre se dan estructuras de poder y estrategias de manipulación que distorsionan el proceso de dar, evaluar y exigir razones.
   Habermas distingue entre el mundo de la vida, que se rige por la acción comunicativa y el sistema, es decir, las estructuras creadas y dirigidas por la razón instrumental o estratégica. En las sociedades tribales ambos mundos prácticamente coincidían, pero en las sociedades capitalistas se ha ido separando el sistema (empresas, bancos, grupos industriales, medios de comunicación…) del mundo de la vida, que se ha visto colonizado por aquél, de manera que las relaciones humanas han quedado sometidas a la lógica abstracta de la razón instrumental, el interés, el beneficio y la utilidad.
   Habermas ha aplicado la teoría de la acción comunicativa a la justificación del Estado democrático. Sólo una Constitución democrática, cuyo derecho se fundamente en normas consensuadas dialógicamente, puede reconciliar el sistema con el mundo de la vida.
   Dentro de una constitución verdaderamente democrática son fundamentales los procedimientos, los procesos de deliberación, las instituciones en que éstos se llevan a cabo y los procesos de control sobre ellas. Habermas defiende, por tanto, una democracia procedimental y deliberativa: lo esencial es que las leyes y las normas estén consensuadas, y surjan por un proceso de deliberación, que tiene lugar en instituciones que constituyan y garanticen la libertad del discurso.
   La Constitución es fundamental en la creación de un Estado democrático moderno. Estos Estados son ya multiculturales, por lo que Habermas habla de un “patriotismo constitucional”, es decir, un patriotismo que no se basa en elementos religiosos o raciales, como sucede en los nacionalismos excluyentes sino en compartir o identificarse con un proyecto ético-político que se plasma en valores y derechos contenidos en la Constitución y en la noción paralela de “ciudadanía”. Se trata de un patriotismo basado en cierto modo de vida, en el que se pueden incluir individuos de diferentes etnias y religiones. Desde esta perspectiva, una Constitución basada en la democracia deliberativa expresa para Habermas no solo un marco legal y jurídico, sino ante todo un proyecto ético.
Seguidamente, os ofrezco un breve documental dedicado al problema de la ética y la moral en Jürgen Habermas, fundamental para la EVAU en este autor:



sábado, 11 de abril de 2020

2º de Bachillerato: Historia de la Filosofía EVAU: El problema del conocimiento / realidad en Ortega y Gasset (1883-1955)

EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO / REALIDAD EN ORTEGA Y GASSET

   La filosofía de Ortega y Gasset recibe el nombre de raciovitalismo, porque en ella se sintetizan los conceptos de “razón” y “vida”.
   Para Ortega y Gasset, la filosofía no nace por razón de "utilidad", ni por capricho, sino que es constitutivamente necesaria al intelecto humano. Su característica fundamental es buscar un conocimiento de la verdad total o integral, y para alcanzar este objetivo, la filosofía ha de someterse a tres condiciones, o imperativos, que la diferencian tanto de las ciencias como de la religión:
1)    El imperativo de pantonomía o totalidad, por el cual la filosofía aparece como un saber o conocimiento global de la realidad, que pretende conocer la totalidad del universo o, como dice Ortega, “todo lo que hay”. Esto la diferencia de las ciencias, que únicamente se ocupan de estudiar partes concretas de la realidad.
2)    El imperativo de autonomía, por el cual la filosofía renuncia a apoyarse en ningún presupuesto previo. Trata de buscar el fundamento de la realidad, abandonando cualquier punto de partida o supuesto preconcebido (por ejemplo, religioso).
3)    El imperativo de la claridad y el rigor. La claridad, dice Ortega, es “la cortesía del filósofo”; de manera que la filosofía, por ser conocimiento riguroso, debe expresarse en conceptos claros y comprensibles: es conocimiento teórico, y, por tanto, alejado de cualquier fe o misticismo. En este aspecto, también se diferencia de la religión.
   En El tema de nuestro tiempo (1923), Ortega sostiene que la filosofía, a lo largo de su historia, ha sido un intento de desvelar la verdad y de conocer el ser auténtico de las cosas; ahora bien, el ser se ha interpretado de dos maneras diferentes a lo largo de la tradición filosófica occidental: El REALISMO (Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino…), interpretó el ser como sustancia, fija e inmutable; en cambio, el IDEALISMO (Descartes, Kant, Hegel, neokantianos…) ha interpretado el ser identificándolo con las ideas de la razón, como un contenido mental.
   Ortega rechaza ambas posiciones: Sostiene que la realidad radical es decir, la realidad que se encuentra la raíz de todas las demás es algo anterior y mucho más profundo que cualquier realismo o idealismo: es la VIDA; pero no entendida como lo hizo Nietzsche, de un modo biológico o general, sino la vida concreta, es decir, la tuya o la mía; en suma, la de cada ser humano individual, que siempre se desenvuelve en una circunstancia concreta, con la que el sujeto ha de enfrentarse. Lo real no es, por tanto, ni el yo del sujeto, ni el mundo por separado, sino el yo y el mundo en su mutua relación; dicho de otro modo: el yo y su circunstancia (el mundo) son las dos dimensiones fundamentales de la vida humana.
   Por otra parte, la vida, como realidad radical, está unida al concepto de "perspectiva". El ser del mundo dice Ortega, no es "alma" ni "materia", sino perspectiva. La perspectiva es la principal condición para conocer lo real, puesto que la estructura de la realidad siempre la conocemos desde una determinada perspectiva, desde puntos de vista diferentes, que a su vez necesitan integrarse, si se quiere recomponer las múltiples facetas de que consta el universo. La perspectiva de cada individuo es siempre única e intransferible (es "mi" perspectiva), y por eso no puede nunca considerarse absoluta, ya que no representa sino un punto de vista más, entre otros muchos posibles.
   Como la realidad se descompone en infinidad de facetas diferentes, conocer la verdad requiere reunir el mayor número de perspectivas sobre la realidad, completándolas mutuamente. El conocimiento “más verdadero”, según Ortega, será aquel que logre aunar el mayor y mejor número de perspectivas sobre la realidad que nos rodea. Esto implica que nunca podemos dar por concluido un conocimiento, ni considerarlo definitivo, porque siempre quedarán nuevas perspectivas y nuevos puntos de vista que sumar a los ya disponibles.
   En ¿Qué es filosofia? (1929), Ortega utiliza una serie de conceptos nuevos: las "categorías de la vida", para describir con mayor precisión esa nueva realidad fundamental que cree haber descubierto en su exclusiva peculiaridad:
   1) Vivir es, ante todo, encontrarse en el mundo, viviendo sin justificación previa. El hombre aparece de repente situado ante la vida, y se ve obligado a enfrentarse a ella. Es lo que describe Ortega diciendo que la vida es “naufragio”.
   2) Pero nos encontramos en el mundo no de una forma vaga, sino concreta, pues siempre estamos ocupados en algo, "Yo consisto en ocuparme con lo que hay en el mundo, y el mundo consiste en todo aquello de que me ocupo y en nada más." Vivir es convivir con una circunstancia y afanarse en ella. La vida es, por tanto, quehacer, una tarea que en cada momento se nos impone.
   3) La vida, en tanto quehacer, nunca está prefijada, sino que es imprevista. Es, por tanto, posibilidad y problema. Y por ello, también, la vida es dramática, algo que el hombre ha de resolver a cada momento, quiéralo o no.
   4) La vida es, asimismo, anticipación y proyecto: el hombre ha de proyectar en su imaginación qué va a hacer con su vida y cómo va a vivirla; porque la vida no es algo que le venga dado, sino algo que él ha de definir, eligiendo cómo actuar en cada instante, a fin de otorgarse un ser determinado.
   5) La vida supone, por tanto, libertad de elegir, dentro de la circunstancia que nos ha sido dada. Así, lo que el hombre vaya siendo depende, en primer lugar, sólo de él. No puede permitir que nadie elija o escoja por él: tiene que empeñarse personalmente en la construcción de sí mismo, sin poder encomendarle a nadie que le substituya. Es lo que Ortega llama vocación, que como tal es una opción personal intransferible.
   6) La última categoría vital es su temporalidad: La vida y la perspectiva que la caracterizan no son estáticas, sino que se despliegan en el tiempo, de manera que toda vida tiene un carácter histórico, es historia. “El hombre –dice Ortega- no tiene naturaleza, sino que tiene historia”. Dentro de la historia, van cambiando tanto el yo como la circunstancia que le rodea, así como las perspectivas que el yo va adoptando frente a ella.
   La vida utiliza la razón para enfrentarse a la circunstancia que la rodea, interpretarla, comprenderla y hacerse una idea de ella, con el objetivo de actuar en consecuencia y elaborar sus proyectos vitales. Por eso, Ortega rechaza la “razón pura” de Kant y sus maestros neokantianos: por su abstracción y a-historicidad. Para Ortega, la razón es una función de la vida, es razón vital; pero es también razón histórica, porque el conocimiento de la realidad que proporciona la razón va cambiando con el tiempo. Sólo la razón histórica puede entender las transformaciones que experimenta la vida humana a lo largo del tiempo, permitiéndole comprender cómo ha sido y qué ha hecho el hombre a lo largo de la historia: sólo así podrá elaborar proyectos viables para el futuro.

Seguidamente, os ofrezco un breve documental dedicado al problema del conocimiento/realidad en Ortega y Gasset, fundamental para la EVAU en este autor.