INFLUENCIA DE EGIPTO EN TALES DE MILETO
La filosofía griega no nació en suelo continental sino en Jonia, en las costas
de Asia Menor. Tales de Mileto, que vivió entre las últimas décadas del siglo VII y la
primera mitad del VI a. C., es considerado el primer filósofo, de acuerdo con una
vieja tradición doxográfica ratificada por Aristóteles. Jonia se distinguía en aquellos
siglos por su rico comercio y un notable desarrollo urbano. Siguiendo la expansión
griega a través de la colonización marítima a lo largo y ancho del mar Mediterráneo,
los jonios tuvieron frecuentes contactos con Egipto donde fundaron Náucratis,
colonia de Mileto e importante centro mercantil. En este contexto histórico no tiene
nada de sorprendente que Tales viajara a Egipto y que allí se empapara de una
civilización superior a la helénica. Así lo testifican nuestras fuentes: “ Tales...tras
dedicarse a la filosofía en Egipto, vino a Mileto cuando era más viejo “
(Aecio, Placita philosophorum, I, 3, 1, ed. Diels, p. 276). Allí habría
aprendido también de los matemáticos egipcios: “ Tales, después de haber ido
primeramente a Egipto, transplantó a Grecia esta especulación [ la geometría ] “
(Proclo, Sobre Euclides, 65, 3, ed. Friedlein).
Más importante desde el punto de vista de la historia de la filosofía resulta la
influencia del pensamiento egipcio en la afirmación de Tales según la cual el agua
es el arkhé o principio de todo, en rigor la primera proposición formal de la filosofía
griega. En efecto, sabemos ya que la visión del Océano como origen de todo y la
consideración de éste como un río que circundaba la tierra, que aparecen en la
mitología griega, proceden de anteriores concepciones cosmogónicas del Antiguo
Egipto. Algunos testimonios antiguos explicitan más todavía tal influjo en el concepto
de arkhé formulado por Tales de Mileto: “ Creen que también Homero, al igual que
Tales, quien lo aprendió de los egipcios, hace al agua principio y génesis de todas
las cosas “ (Plutarco, Sobre Isis y Osiris, 34, 364 D16). Y varios competentes
estudiosos actuales confirman esa interpretación como muy verosímil:
“...es probable que Tales derivara su idea de que la tierra flota
sobre el agua de narraciones mitológicas anteriores existentes en el Oriente
próximo, probablemente egipcias “ (G. E. Kirk y J. E. Raven, Los filósofos
presocráticos, Madrid, 1974, p. 116.
Además, Tales de Mileto calculó la altura de una pirámide por su sombra y
formuló una teoría, equivocada, que pretendía explicar la causa de las periódicas
inundaciones del Nilo, a saber, que los vientos etesios, al impedir que sus aguas
fluyeran al mar, producían la crecida del río. La curiosidad del primer filósofo griego
por la cultura de Egipto no constituyó, pues, algo anecdótico o superficial sino la
principal fuente de inspiración filosófica y científica.
Dos siglos más tarde, uno de los grandes filósofos presocráticos, Demócrito
de Abdera, elogiado por Aristóteles hasta el extremo de haber escrito que “ parece
haber reflexionado sobre todos los problemas”, viajó a Egipto para aprender
geometría de los sacerdotes, según informan diversas fuentes doxográficas.
PLATÓN: LA HEGEMONÍA DE LA CULTURA EGIPCIA
Platón sintió una profunda simpatía por Egipto, valoró su cultura como la más
antigua de la humanidad, admiró sus conquistas científicas (sobre todo, en
matemáticas y astronomía ) y le atrajo su religión que se caracterizaba por un
complejo corpus teológico y un minucioso ritual sustentados en una jerarquizada
casta de sacerdotes. En cuanto al viaje que habría realizado el filósofo ateniense a
Egipto, no hay confirmación expresa, pero puede considerarse como muy probable a
juzgar por el testimonio del geógrafo griego Estrabón que cuenta cómo le mostraron
durante su visita a Heliópolis el lugar de residencia allí de Platón y de su compañero
el matemático Eudoxo. Por fortuna, se han conservado fragmentos de una obra
etnográfica redactada por este gran matemático y astrónomo, titulada Geografía..
En ella escribe, en el estilo de un testigo directo, que los sacerdotes le habían
instruido sobre el origen de las inundaciones del Nilo; comenta las reglas
sobre el uso del vino elaboradas por los sacerdotes de Heliópolis; y narra
un mito sobre Amón del que ofrece una interpretación alegórica.
Fedro: descubrimientos egipcios
Pero es en los diálogos platónicos donde debemos centrarnos para
desarrollar el tema. En el Fedro, por ejemplo, al contar el mito de Theuth y Thamos,
Platón les atribuye a los egipcios el haber descubierto el número, arithmón, el
cálculo, logismón, la geometría, la astronomía y, en especial, las letras, grámmata,
además de los juegos de damas y de los dados. Platón subraya en este paso tanto
la importancia del descubrimiento de la escritura como la ambigüedad de sus
beneficios, pues si bien se inventó como “ medicamento o fármaco de la memoria y
de la sabiduría, es olvido lo que producirán...al descuidar la memoria “.
En cuanto a la escritura egipcia, hay que señalar que estaba totalmente
elaborada en el período tinita ( cuya dinastía I se desarrolla entre los años 3065-
2890 a. C. ) y que, de acuerdo con algunas inscripciones y documentos como la
Piedra de Palermo, la escritura jeroglífica ya existía en el Delta del Nilo durante la
época pretinita. Los egipcios en su descubrimiento progresivo de la escritura
inventaron primero los ideogramas pictográficos representativos de un objeto,
después los ideogramas de acciones, y por último la escritura fonética. La escritura
jeroglífica poseía unos 800 signos. Para una mayor facilidad en la ejecución de los
signos, se inventó más tarde la escritura hierática, de hecho una cursiva de la
jeroglífica.
Timeo: antigüedad de la cultura egipcia
En este diálogo Platón pone en boca de Solón, legislador, poeta y uno de
los siete sabios de Grecia, una historia que oyó en Egipto a propósito del origen de
Atenas y de cómo ésta hizo frente al amenazador imperio de la Atlántida, isla que
acabaría desapareciendo bajo las aguas del Océano.
Lo que destaca, ante todo, Platón es la antigüedad de la cultura egipcia
respecto de la griega. En este sentido, es muy gráfico el testimonio de un anciano
sacertote egipcio: “ Oh, Solón, Solón: los griegos sois siempre niños, no existe el
griego viejo. Todos teneis almas de jóvenes, sin creencias antiguas transmitidas por
una larga tradición y careceis de conocimientos encanecidos por el tiempo “(Timeo, 22 b).
A la hora de fijar una cronología aproximada, se refiere a que “ los escritos
sagrados [ es decir, los documentos jeroglíficos ] establecen la cantidad de 8.000
años para el orden imperante “ en Egipto. Para Platón ningún país le podía
disputar a Egipto este mérito: “...lo que aquí se conserva es lo más antiguo “.
Entre las aportaciones de los egipcios a la cultura universal, se indica en el
Timeo la constitución de distintas clases en el seno de la sociedad (sacerdotes,
guerreros, artesanos, agricultores, pastores y cazadores ) y el conocimiento del
mundo que nos rodea, es decir, el conjunto de las ciencias, desde la astronomía a la
medicina, incluidas las técnicas auxiliares de que se sirven.
Leyes: superioridad de la religión egipcia
Este diálogo tardío muestra al filósofo ateniense menos utópico y más realista
que en la República, pero igualmente crítico de la religión griega, fragmentada en el
panteón olímpico (tan censurado ya en la República como para prohibirse en la
enseñanza la poesía que narraba sus hazañas ), en los ritos órficos, en las
divinidades protectoras de las distintas póleis, y en los cultos familiares, frente a la
sólida estructura de la religión de Estado egipcia. Platón llega en estas páginas
incluso a prohibir los cultos y altares domésticos que no hubieran sido autorizados
por el Estado, sobre el principio, ya apuntado en República, de la primacía de lo
público sobre lo privado y por su desconfianza en dejar en manos de los
particulares los ritos religiosos. Para él la organización de los cultos religiosos en
Egipto y su permanencia en el tiempo habrían de servir de modelo a otros pueblos.”
¿ Hay, pues, alguien de nosotros que conozca, con miras a estas cosas, un sistema
mejor que el de los egipcios? “
También en materia de educación infantil había que aprender de los egipcios,
por sus innovaciones en los métodos de enseñanza. Por otra parte, alude a
pinturas y grabados egipcios “ de hace 10.000 años, y digo 10.000 años no por
decir, sino como cifra real”.
De modo sorprendente alude al año solar dentro de cuyo plazo de 365 días se
debía organizar por ley una fiesta religiosa, sin duda por influencia de los egipcios
que ya se regían por él, a diferencia de los griegos que todavía seguían el año
lunar..
Platón dejó constancia en los Diálogos de su simpatía de fondo hacia Egipto
y sus creaciones culturales. Es razonable pensar que también debió transmitir esa
admiración hacia el Antiguo Egipto a través de la enseñanza oral dentro de los
muros de la Academia. En su discípulo predilecto, Aristóteles, que convivió en esa
singular Escuela cerca de veinte años, se aprecia, como veremos, la huella platónica
aunque con diversa modulación, dadas las diferencias entre los sistemas filosóficos
de uno y otro.
ARISTÓTELES: EGIPTO, PIONERO EN LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA
En contraposición a su maestro, Aristóteles no se interesó por las
matemáticas sino por las ciencias de la naturaleza, y tampoco se sintió atraido por la
religión. Como he escrito en otro lugar, “ Aristóteles prestó poca atención a los
problemas teológicos salvo, quizá, en su juventud. A juzgar por un conocido paso de
la Metafísica (1000 a 9-19 ) en el que se niega en rotundo a reflexionar sobre los
mitos inventados por los teólogos, tampoco le hubiera hecho gracia ser incluido
entre ellos “..
Sin embargo, en su curiosidad sin límites y en su afán por conocer el
desarrollo histórico de la cultura, Aristóteles tuvo en muy alta estima a la civilización
egipcia. Así, en su principal obra especulativa reconoce en los egipcios a los
descubridores de las matemáticas y ofrece de ello una explicación sociológica: se
debió a que tenían una casta sacerdotal que disponía de ocio. En otro
tratado afirmará que muchos de los conocimientos astronómicos de la humanidad
proceden de los egipcios.
Pero será la Política su obra más sugerente sobre el tema. En ella Aristóteles
parte de esta afirmación central: “ los egipcios son, al parecer, el pueblo más
antiguo”. De ahí se deriva, según él, su primacía en tantos descubrimientos,
incluidos aquellos de carácter político y social. En Egipto, añade, es donde apareció
por vez primera la división en clases sociales. Más aún, el país del Nilo fue también
el primero que se dotó de leyes, nomon, y de una organización o estructura política.
En ese largo camino de evolución social que va de la aparición
embrionaria del Estado, mediante la construcción de una estructura política, hasta el
surgimiento de la democracia, régimen político que, según el Estagirita,
históricamente debería universalizarse por la propia dinámica de la sociedad.