Una falacia importante de detectar es la del falso dilema. Consiste en presentar dos alternativas extremas como las únicas opciones posibles, cuando en relaidad pueden plantearse otras alternativas que no se consideran y de se dejan de lado intencionadamente. La omisión de estas otras posibilidades no se justifica, ni se argumenta, sino que se propone como la única elección factible.Es una falacia muy habitual en el ámbito de la política y la publicidad, y limita la posibilidad de reflexión dentro del debate.
La falacia del falso dilema incluye siempre términos que no son exhaustivos, es decir, se enumera un conjunto incompleto de posibilidades. Por ejemplo: "O se acepta esta ley educativa, o la educación de este país se viene abajo", "O aceptas la propuesta de rescate, o España saldrá fuera de la Unión Europea", etc. Abrir una tercera vía desmontaría el falso dilema.
También aparece este dilema si los términos no son excluyentes, ni obligan a escoger de manera tajante. Por ejemplo: "¿Cómo vamos a sancionar el aborto cuando nos esforzamos en salvar la vida de muchos animales?"; en este caso los términos de la alternativa no se excluyen: se puede salvar la vida de los animales y permitir el aborto, en ciertos casos, como garantía de la libertad femenina, o prevenir malformaciones, etc.
Como puede verse, para destruir un falso dilema lo que debe hacerse es plantear opciones que no se habían tenido en cuenta, o mostrar que los términos que aparecen en la disyunción no son excluyentes, o se refieren a campos diferentes.
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