Uno de los problemas planteados por la metafísica cartesiana es el de la "comunicación entre las sustancias": Descartes mantiene que alma y cuerpo son sustancias completamente diferentes -una, puro pensamiento inextenso, la otra, mera extensión- que, sin embargo, se encuentran unidas entre sí. ¿Cómo?
El propio Descartes, en una carta dirigida a la princesa Isabel de Bohemia reconocía la dificultad de concebir esta relación: "(...) no me parece que el espíritu humano sea capaz de concebir muy distintamente, y al mismo tiempo, la distinción entre el alma y el cuerpo, y su unión; porque, para eso, es necesario concebirlos como una sola cosa y, a la par, concebirlos como dos, lo cual se contraría. (...) [Y, sin embargo, resulta indudable] la noción de unión que, sin filosofar, cada uno experimenta siempre en sí mismo; a saber: que es una sola persona que posee a la par un cuerpo y un pensamiento, de tal naturaleza que este pensamiento puede mover el cuerpo y sentir los accidentes que le ocurren."
¿Servirían las llamadas "experiencias cercanas a la muerte" para aclarar un poco esta cuestión? En este magnífico documental de "Documentos TV", titulado Estuve muerto, se nos muestran una serie de casos realmente asombrosos (entre ellos, el de una invidente que durante dicha experiencia fue capaz de "ver" perfectamente), que parecerían probar la independencia del alma respecto del cuerpo. Se trata de un tema que la reciente película de Clint Eastwood "Más allá de la vida" (muy recomendable) ha vuelto a poner de moda (aunque, como se dice en la película, parece haber una conspiración de silencio para ocultarlo):
No hay comentarios:
Publicar un comentario