Sin duda, el cine nos ofrece múltiples ejemplos de personajes que recuerdan por sus características al "superhombre" predicado por F. Nietzsche.
Siempre recordaré la primera vez que vi al sublime Gary Cooper en el papel del incorruptible arquitecto Howard Roark, protagonista de la película El Manantial (The Fountainhead), que dirigió King Vidor en 1949, basándose en una novela de la escritora Ayn Rand.
La escena final, en la que Roark defiende su derecho a crear libremente un nuevo universo de valores arquitectónicos, frente a los manidos formulismos del pasado, rompiendo con el servil gusto de las masas -que a lo largo de toda la película han hecho todo lo posible para acabar con su carrera y hundirle-, habría hecho, sin duda, las delicias de Nietzsche. No en vano, entre sus ensayistas favoritos se contaba Emerson; y no cabe duda que lo mejor de la mentalidad norteamericana guarda paralelismos con importantes aspectos del pensamiento nietzscheano.
Ved, oíd y juzgad:
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