miércoles, 26 de enero de 2011

2º de Bachillerato: Descartes y la Revolución Científica Moderna

   Sin duda, ha sido Carl Sagan quien mejor ha sabido explicarnos él cambio de mentalidad que implicó el surgimiento de la nueva ciencia de la naturaleza, a la que contribuyó decisivamente Descartes, sobre todo con la creación de la geometría analítica, sus estudios de óptica y la formulación del principio de conservación de la cantidad de movimiento.
   El capítulo de la serie Cosmos, dedicado a Kepler (titulado significamente "La armonía de los mundos"), describe con rigor el cambio de paradigma intelectual que acabó con la "física aristotélico-tomista de los principios", en la que el movimiento se interpretaba como un proceso ontológico (un paso del no-ser relativo, en potencia, al ser en acto), y dio paso a la moderna física de leyes, que se limita a establecer relaciones matemáticas entre los fenómenos (Julián Marías):

martes, 25 de enero de 2011

2º de Bachillerato: Descartes

   Como complemento al tema dedicado a René Descartes, pueden consultarse los siguientes enlaces:

* Biografía, obras y pensamiento: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=7c3608d9a378fb32&writer=rl&return_to=Ren%C3%A9+Descartes

* Exposición en Power Point: http://www.slideshare.net/arme/descartes-introduccin

* Texto completo del Discurso del método (1637): http://www.weblioteca.com.ar/occidental/delmetodo.pdf

* Una película hoy olvidada, pero sumamente interesante, es la que dedicó el cineasta italiano Roberto Rossellini al gran pensador francés:


* La afinidad entre la "revolución" realizada por Descartes en filosofía y por su contemporáneo Velázquez en pintura la señaló con agudeza José Ortega y Gasset en el ensayo "Sobre el punto de vista en las artes":http://www.scribd.com/doc/3819932/Ortega-y-Gasset-Jose-Sobre-el-punto-de-vista-en-las-artes

* Se ha especulado, finalmente, sobre la pertenencia de Descartes a la misteriosa orden iniciática de los Rosacruces. Poco se sabe con exactitud al respecto, pero pueden consultarse, entre otras, las siguientes referencias:



*http://divulgamat.ehu.es/weborriak/publicacionesdiv/Libros/LiburuakDet.asp?Id=545 (Referencia sobre el libro de Amir Aczel El cuaderno secreto de Descartes, interesantísimo).

lunes, 24 de enero de 2011

2º de Bachillerato: Exámes de Evau: Tomás de Aquino

EXÁMENES DE EVAU DE TOMÁS DE AQUINO

MODELO 1


Tomás de Aquino (1224-1274)
   "Toda demostración es doble. Una, por la causa, que es absolutamente previa a cualquier cosa. Se la llama: a causa de..." Otra, por el efecto, que es lo primero con lo que nos encontramos; pues el efecto se nos presenta como más evidente que la causa, y por el efecto llegamos a conocer la causa. Se la llama: porque... Por cualquier efecto puede ser demostrada su causa (siempre que los efectos de la causa se nos presenten como más evidentes): porque, como quiera que los efectos dependen de la causa, dado el efecto, necesariamente antes se ha dado la causa. De donde se deduce que la existencia de Dios, aun cuando en sí misma no se nos presenta como evidente, en cambio si es demostrable por los efectos con que nos encontramos." (TOMÁS DE AQUINO, Suma teológica)

   En este texto, su autor reflexiona sobre el problema de Dios.

Cuestiones:

1. Exponer las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas.

2. Explicar el problema del hombre en un autor o corriente filosófica de la época antigua.

3. Explicar el problema del conocimiento en un autor o corriente filosófica de la época moderna.

4.  Explicar el problema de la sociedad/política en un autor o corriente filosófica de la época contemporánea.


MODELO 2


   "Por consiguiente digo: La proposición Dios existe, en cuanto tal, es evidente por sí misma, ya que en Dios sujeto y predicado son lo mismo, pues Dios es su mismo ser (...). Pero, puesto que no sabemos en qué consiste Dios, para nosotros no es evidente, sino que necesitamos demostrarlo a través de aquello que es más evidente para nosotros y menos por su naturaleza, esto es, por los efectos." (TOMÁS DE AQUINO, Suma teológica)

   En este texto, su autor reflexiona sobre el problema de Dios.

Cuestiones:

1. Exponer las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas.

2. Explicar el problema del conocimiento en un autor o corriente filosófica de la época antigua.

3. Explicar el tratamiento del problema del hombre en un autor o corriente filosófica de la época moderna.

4.  Explicar el tratamiento del problema de Dios en un autor o corriente filosófica de la época contemporánea.

* * *

MODELO 3

      "La segunda [vía] es la que se deduce de la causa eficiente. Pues nos encontramos que en el mundo sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí misma, cosa imposible. En las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente porque en todas las causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y esta, sea una o múltiple, lo es de la última. Puesto que desaparece el efecto al quitar la causa si en el orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última, ni la intermedia. Si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera causa eficiente; en consecuencia, no habría efecto último ni causa intermedia; y esto es absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario admimtir una causa eficiente primera. Todos la llaman Dios". (TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica)

   En este texto, su autor reflexiona sobre el problema de la demostración de la existencia de Dios.

Cuestiones:

1. Exponer las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas.

2. Explicar el problema del conocimiento en un autor o corriente filosófica de la época antigua.

3. Explicar el problema del hombre en un autor o corriente filosófica de la época moderna.

4.- Explicar el problema de la moral en un autor o corriente filosófica de la época contemporánea.

* * *

domingo, 23 de enero de 2011

2º de Bachillerato: Tomás de Aquino y la música

   Como todo hombre culto de su época, Tomás de Aquino había adquirido conocimientos musicales, puesto que la música era una de las disciplinas básicas dentro del Quadrivium medieval.
   Hacia 1264, el Papa Urbano IV le encargó componer la liturgia del Corpus Christi, dentro de la cual destacan los siguientes himnos: Pange lingua y Tantum ergo.
   En estos enlaces pueden encontrarse la letra e información sobre tales piezas, que siguen interpretándose actualmente:

http://es.wikipedia.org/wiki/Pange_lingua

http://www.enciclopediacecilia.org/wiki/Tantum_Ergo

   También os ofrezco dos videos con sendas versiones de estas obras. Delectare et prodesse!

sábado, 22 de enero de 2011

2º de Bachillerato: Tomás de Aquino y sus reglas para estudiar con provecho

   ¿Cómo estudiar con provecho? Aunque sobre este asunto no existen recetas universales, podrían resultarnos útiles los dieciséis consejos que le dio Tomás de Aquino (quien, sin duda, debía saber algo sobre el tema) a su discípulo, fray Juan, a través de la siguiente carta:

   "Me has preguntado, Juan querido en Cristo, cómo te conviene estudiar para adquirir el tesoro de la ciencia. He aquí el consejo que te doy al respecto:
   1. Entra al océano por los pequeños arroyos, no de una vez, porque conviene ir de lo más fácil a lo más difícil.
   2. Éste es mi consejo y tu instrucción. Te aconsejo que seas de poco hablar y que vayas poco al locutorio.
   3. Cuida la pureza de conciencia.
   4. No ceses en la oración.
   5. Frecuenta tu celda con amor, si quieres ser introducido en la bodega del vino de la sabiduría.
   6. Sé amable para con todos.
   7. No te ocupes en averiguar lo que otros hacen.
   8. No tengas familiaridad con nadie, porque la excesiva familiaridad engendra desprecio y distrae del estudio.
   9. No te entrometas en los asuntos y conversaciones mundanos.
   10. Sobre todo, huye de correr de un lado para otro.
   11. Imita la conducta de los santos y hombres de bien.
   12. No te fijes en quien habla, mas todo lo que oigas de bueno, consérvalo en tu memoria.
   13. Trata de comprender lo que lees y oyes.
   14. No dejes dudas sin resolver.
   15. Acumula todo lo que puedas en el armario de la mente, como quien desea llenar el vaso.
   16. No busques lo que te sobrepasa.
   Siguiendo estas huellas, producirás durante toda tu vida flores y frutos útiles e la viña del Señor de los ejércitos. Si sigues estos consejos, podrás alcanzar lo que deseas. Adiós."

    Aunque algunos consejos resultan un poco alejados de la mentalidad del alumnado actual, muy diferente a la de un joven monje del siglo XIII, ¿no es cierto que otros, en cambio, pueden ayudar a cualquier estudiante de nuestros días? En cualquier caso, son los jóvenes que se enfrentan a los duros exámenes quienes han de decidirlo. Quizás, a pesar del transcurso de los siglos, en este campo muy poco ha cambiado.

martes, 18 de enero de 2011

1º y 2º de Bachillerato: Pitágoras y su escuela de filosofía y matemáticas


   Documental de la serie "Universo matemático", dedicado a la actividad científico-filosófica de Pitágoras y su escuela.
   Aunque está demasiado centrado en el aspecto matemático del pitagorismo, nos introduce bien en los principales contenidos de esta corriente filosófica, haciendo hincapié en sus aspectos idealistas, especialmente la idea de armonía universal.

lunes, 17 de enero de 2011

2º de Bachillerato: Averroes y Maimónides: La filosofía andalusí

   El documental de Jacob Bender, titulado Los sabios de Córdoba, recoge las aportaciones de los dos grandes filósofos activos en Al-Andalus durante la Edad Media: el árabe Averroes y el  hebreo Maimónides, resaltando sus aportaciones al entendimiento entre las culturas, en anticipo de la denominada actualmente "Alianza de Civilizaciones" (tan denostada por algunos, por utópica, mientras que otros -entre los que me encuentro- la consideran inevitable):


   También os ofrezco algunos documentales elaborados por el filósofo francés Roger Garaudy, hoy prácticamente olvidado, quien fue, sin embargo, uno de los primeros en anticipar la necesidad de la citada Alianza; no están completos, pero al menos sugieren ideas y abren horizontes sobre este período del pensamiento medieval:






   ¿Y qué me decís de esta bonita canción de Kareem Salama, titulada "Aristóteles y Averroes"?: un hermoso canto a la sabiduría y la amistad, basada en parámetros intelectuales:



Aristotle And Averroes Lyrics
I was like you and yes you were like me
We were so much alike but unique as can be
Friends til the end and we were quite the right team
Like those two men Aristotle and Averroes

It was a cold evening near the end of fall
That we made our aqaintance for nothing at all
But the common interest to make melodies
And little did we know the fine friends we would be

At first you spoke little and I said a lot
But in time you would trust me with the depth of your thought
And though we were only young men at the time
We had souls of the ancients with the youth left to climb

I was like you and yes you were like me
We were so much alike but unique as can be
Friends til the end and we were quite the right team
Like those two men Aristotle and Averroes

I was like you and yes you were like me
We were so much alike but unique as can be
Friends til the end and we were quite the right team
Like those two men Aristotle and Averroes

I was walking down the road many took
Studied all the classics learned all the great books
But I listened to the inspiration inside of me
And expected the least but had the courage to see

There was a time when the world didn't know
The way you could make a song from just a few notes
But never did you imagine, never did I
That with difference and some brilliance we'd come back to life

I was like you and yes you were like me
We were so much alike but unique as can be
Friends til the end and we were quite the right team
Like those two men Aristotle and Averroes

I was like you and yes you were like me
We were so much alike but unique as can be
Friends til the end and we were quite the right team
Like those two men Aristotle and Averroes

domingo, 16 de enero de 2011

1º y 2º de Bachillerato: Nietzsche y el sufrimiento


 Nietzsche y el sufrimiento:

   Alain de Botton ofrece en este capitulo de su serie "Filosofía: una guía para la felicidad" un breve resumen del pensamiento del filósofo alemán Friedrich Nietzsche -el filósofo "montañero", como él lo llama en alguna ocasión-, centrándose en sus recetas para combatir y superar creadoramente el sufrimiento humano, valiéndose de la voluntad de poder.

1º de Bachillerato: Montaigne y el escepticismo

Montaigne y el escepticismo:

   El joven filósofo Alain de Botton nos introduce en este capítulo de la serie "Filosofía: una guía para la felicidad" en la filosofía escéptica de Michel de Montaigne, comentando sus famosos Ensayos, y centrándose en la idea de la autoestima. Se trata de un documental fácil, entretenido, y al mismo tiempo sumamente instructivo.



   En el siguiente enlace tenéis la edición digital de los Ensayos de Montaigne: http://213.0.4.19/servlet/SirveObras/01372719700248615644802/index.htm : ¡Breves píldoras de felicidad!

2º de Bachillerato: San Anselmo de Canterbury y el argumento ontológico

  
San Anselmo

   La más famosa demostración medieval a priori de la existencia de Dios es la elaborada por San Anselmo de Canterbury (1033-1109). El origen de dicha demostración nos lo relata su discípulo Eadmero:

 "Tras esto le vino a la mente la idea de investigar si no se podía demostrar por un argumento único y breve todo lo que la fe nos enseña sobre Dios y sus atributos, como su eternidad, su inmutabilidad, su omnipotencia, su ubicuidad, su incomprensibilidad, su justicia, su amor, su misericordia, su verdad, su veracidad, su bondad y otros muchos, y cómo se podría mostrar que todas estas cosas no hacen en Él más que una sola. Encontró en esta investigación, como él mismo contaba, una gran dificultad. Ese pensamiento le quitaba el apetito y el sueño y, lo que era peor aún, le impedía poner, en los maitines y demás ejercicios de piedad, la atención conveniente. Diose cuenta de ello y, no teniendo aún más que una idea confusa del fin que perseguía, se imaginó que esta idea, objeto de sus preocupaciones, era una tentación del demonio, e hizo todos los esfuerzos por apartarla de su espíritu. Pero cuanto más intentaba rechazarla, más le perseguía. Una noche en que no podía dormir, la gracia de Dios brilló en su corazón; lo que buscaba se manifestó a su inteligencia y llenó su corazón de una alegría y de un júbilo extraordinarios. Pensó que este descubrimiento podía interesar a otros si se lo comunicaba y, como estaba libre de envida, lo escribió inmediatamente sobre tablilas, y las confió a uno de los hermanos del monasterio, recomendándole que las guardase con sumo cuidado. Se las pidió algunos días después, pero no las encontró en el lugar en que las había dejado; se pregunta si alguien las ha cogido, pero todo en vano, nadie tiene conocimiento de ellas. Anselmo comienza de nuevo a escribir su argumento sobre nuevas tablillas, y se las confía al mismo hermano con orden de guardarlas más cuidadosamente. Éste las oculta entonces en lo más escondido de su lecho, pero al día siguiente, cuando menos pensaba en ello, las encontró rotas, y sus trozos esparcidos por el suelo delante de su cama. La cera de que estaban cuibiertas se hallaba dispersa por todas partes; entonces recoge las tablillas, reúne la cera y se va con todo a Anselmo, quien, reuniendo todos los fragmentos, pudo apenas reconstruir lo que había escrito. Temiendo perderlo pr negligencia, ordena que se transcriba en pergamino, en el nombre del Señor. A continuación compuso sobre este tema un libro pequeño por el tamaño, pero grande por el peso de los pensamientos, y de una contemplación muy sutil, al que llamó Proslogion, porque en él se entretiene con Dios o consigo mismo."

   La formulación del argumento es la siguiente:

   "Señor, Tú que das la inteligencia de la fe, dame cuanto sepas que es necesario para que entienda que existes, como lo creemos, y que eres lo que creemos; creemos ciertamente que Tú eres algo mayor que lo cual nada puede pensarse. ¿Y si, por ventura, no existe una tal naturaleza, puesto que el insensato dijo en su corazón: no existe Dios? (Salmos, 13, 1) Mas el propio insensato, cuando oye esto mismo que yo digo: "algo mayor que lo cual nada puede pensarse, entiende lo que oye; y lo que entiende está en su entendimiento, aunque no entienda que aquello exista realmente. Una cosa es, pues, que la cosa está en el enteimiento, y otra entender que la cosa existe en la realidad. Pues, cuando el pintor piensa lo que ha de hacer, lo tiene ciertamente en el entendimiento, pero no entiende que exista todavía en la realidad lo que todavía no hizo. Sin embargo, cuando ya lo pintó, no sólo lo tiene en el entendimiento, sino también entiende que existe en la realidad, porque ya lo hizo. El insensato debe convencerse, pues, de que existe, al menos en el entendimiento, algo mayor que lo cual nada puede pensarse, porque cuando oye esto, lo entiende, y lo que se entiende existe en el enteimiento. Y, en verdad, aquello mayor que lo cual nada puede pensarse, no puede existir sólo en el entendimiento. Pues si sólo existiese en el entendimiento puede pensarse algo que exista también en la realidad, lo cual es mayor. Por consiguiente, si aquello mayor que lo cual nada puede pensarse, existe sólo en el entendimiento, aquello mayor que lo cual nada puede pensarse es lo mismo que aquello mayor que lo cual puede pensarse algo.  Pero esto ciertamente no puede ser. Existe, por tanto, fuera de toda duda, algo mayor que lo cual nada puede pensarse, tanto en el entendimiento como en la realidad.
   Lo cual es tan cierto que no puede pensarse que no exista. Pues puede pensarse que exista algo de tal modo que no pueda pensarse que no exista; lo cual es mayor que aquello que puede pensarse que no existe. Por tanto, si aquello mayor que lo cual nada puede pensarse, se puede pensar que no existe, esto mismo mayor que lo cual nada puede pensarse, no es aquello mayor que lo cual nada puede pensarse, lo cual es contradictorio. Luego existe verdaderamente algo mayor que lo cual nada puede pensarse, y de tal modo que no puede pensarse que no exista. Y esto eres Tú, Señor Dios nuestro." (San Anselmo de Canterbury, Proslogion, Caps. II y III)
  
   Puede ampliarse la información sobre la vida y la obra de San Anselmo en:

   * http://es.wikipedia.org/wiki/Anselmo_de_Canterbury

   * http://es.wikipedia.org/wiki/Argumento_ontol%C3%B3gico

   Santo Tomás rechaza el argumento ontológico, entre otros, por los siguientes motivos:

   "[El hecho de que consideremos la existencia de Dios como algo evidente se debe en] parte por la costumbre, pues desde niños estamos acostumbrados a oír e invocar el nombre de Dios. Y la costumbre, sobre todo la que tenemos desde níños, se convierte en nosotros en una segunda naturaleza, de manera que aquellas cosas que se nos han imbuido desde la niñez luego las sostenemos tan firmemente como si fuesen naturales y evidentes por sí.
   Pero también porque no distinguimos entre lo que es evidente "por sí", o "simplemente", y lo que es evidente "respecto a nosotros". Porque la proposición "Dios existe" es evidente de por sí, puesto que Dios es su mismo ser. Pero respecto a nosotros, que no podemos concebir esa existencia, no es evidente, sino que permanece confuso. Como cuando decimos: "el todo es mayor que cada una de las partes", este principio es evidente por si mismo; pero no lo sería para quien no captara con su mente lo que significa la noción de totalidad. Por eso sucede que, aun cuando algunas cosas sean clarísimas, nuestro entendimiento se ciega como la lechuza con la luz del sol, como dice el Filósofo [Aristóteles] en la Metafísica, libro 2, cap. 1.
   Y así no necesariamente una vez captado el significado del término "Dios" inmediatamente se nos manifiesta que "Dios existe" (...). En primer lugar, porque no es evidente para todos, aun para quienes saben que Dios existe, que sea aquello mayor que lo cual nada pueda pensarse; pues mucho antiguos afirmaron que Dios era lo mismo que el mundo. (...)
   Y además, porque, aun cuando fuese claro para todos cuantos entienden el nombre de Dios que es aquello mayor que lo cual nada puede pensarse, de ahí no necesariamente se seguiría que existiese en la realidad; pues por necesidad han de corresponder el objeto y su noción. Y así, de que la mente conciba lo que significa el término "Dios", no se sigue sino que existe en el intelecto. Luego de ahí no se seguiría sino que aquello mayor que lo cual nada puede pensarse existe en el intelecto. Y por consiguiente ningún inconveniente se seguiría de que alguien afirmase que Dios no existe. Pues tampoco se encuentra ningún inconveniente en que se dé, sea en el intelecto o en la realidad, un ser mayor que pueda pensarse; a no ser para aquel que concede que existe en realidad aquel ser mayor del cual nada puede pensarse." (Tomás de Aquino, Suma contra los gentiles, I, cap. XI)

miércoles, 12 de enero de 2011

1º de Bachillerato: El escepticismo de Francisco Sánchez: Que nada se sabe (1576)


Francisco Sánchez
Portada de Que nada se sabe
   Sobre este interesantísimo filósofo español, nacido en Tuy (Pontevedra), apenas leído actualmente, y cuya influencia puede detectarse en el pensamiento del propio Descartes, puede consultarse: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=19ec6fcfa446f12e&writer=rl&return_to=Francisco+S%C3%A1nchez+%22El+Esc%C3%A9ptico%22
   Ya en el Prólogo de "Que nada se sabe" encontramos expresados los principios del escepticismo que caracteriza a su autor:
Al lector.
Innato es en los hombres el deseo de saber, pero a pocos es concedida la ciencia. Y no ha sido en esta parte mi fortuna diversa de la del mayor número de los hombres.
Desde mi primera edad, aficionado a la contemplación de la naturaleza, dime a inquirir minuciosamente sus secretos; y aunque, al principio, mi espíritu, ávido de saber, solía contentarse con el primer manjar que de cualquier modo se le ofreciese, no se pasó mucho tiempo sin que, presa de grave indigestión, comenzase a arrojar de sí tan mal acondicionados alimentos.
Comencé entonces a buscar algo que mi mente pudiera asimilar y comprender con facilidad y exactitud, algo en cuyo conocimiento y certidumbre hallara luz y reposo, mas nada encontré que a llenar viniera mis deseos. Revolví los libros de los autores pasados; interrogué a los presentes: cada cual decía una cosa distinta; -ninguno me dio respuesta que del todo me satisficiese.
Confieso que en algunos avizoré y entreví ciertas sombras y dejos de verdad, pero ni uno solo me mostró, sincera y definitivamente, la verdad absoluta ni aun me dio un juicio recto y desinteresado de las cosas.
Entonces me encerré dentro de mí mismo y poniéndolo todo en duda y en suspenso, como si nadie en el mundo hubiese dicho nada jamás, empecé a examinar las cosas en sí mismas, que es la única manera de saber algo. Me remonté hasta los primeros principios, tomándolos como punto de partida para la contemplación de los demás, y cuanto más pensaba más dudaba: nunca pude adquirir conocimiento perfecto.
Sentí una profunda desesperación, mas persistí no obstante en mi ardentísima y angustiosa empresa intelectual. Volví a acercarme a los maestros, y de nuevo les pregunté con ansia por la verdad codiciada. ¿Y qué me contestaron? Cada uno de ellos se había construido una ciencia con sus propias imaginaciones o con las ajenas, de las cuales deducían nuevas consecuencias, más fantásticas aún, y de esas consecuencias artificiales inferían otras y otras, fuera ya de las cosas mismas, hasta dar en un laberinto de palabras sin fundamento alguno de verdad. Así, en vez de una recta interpretación de los fenómenos naturales, se nos ofrece un tejido de fábulas y ficciones que ningún cabal entendimiento puede recibir. Pues ¿quién ha de comprender lo que no existe: los átomos de Demócrito, las ideas de Platón, los números de Pitágoras, los universales de Aristóteles, el intelecto agente y todas esas famosas invenciones que nada enseñan ni descubren si no es el ingenio de sus artífices? Con este cebo pescan a los ignorantes, prometiéndoles que les revelarán los recónditos misterios de la naturaleza, y los infelices lo creen a pie juntillo, tornan a resobar los libros de Aristóteles, los leen y releen, los aprenden de memoria, y es tenido por más docto el que mejor sabe recitar el texto aristotélico.
¡Qué profunda miseria! Si tú, pensador de buena fe, les niegas algo a los tales de lo que allí se contiene, te llamarán blasfemo; si arguyeres en contra te apellidarán sofista. ¿Qué les vas a hacer? Engáñense en buena hora los que quieran vivir engañados. Yo no escribo para tales hombres; ni aun pretendo que lean mis escritos. No faltará, sin embargo, alguno de ellos que leyéndome y no entendiéndome (¿qué sabe el asno del son de la lira?) pretenda hincarme el diente venenoso; pero le sucederá lo que a la sierpe de la fábula esópica, que quiso morder la lima y sólo consiguió quebrarse los dientes en el acero. Yo aspiro a que me lean y entiendan los fuertes y juiciosos varones que no están acostumbrados a jurar sobre las palabras de ningún maestro, sino a examinar las cosas por sí mismos, a acometer con su propia espada todas las cuestiones, guiados por el sentido y la razón.
Tú, lector desconocido, quienquiera que seas, con tal que tuvieres la misma condición y temperamento que yo; tú, que dudaste muchas veces, en lo secreto de tu alma, sobre la naturaleza de las cosas, ven ahora a dudar conmigo; ejercitemos juntos nuestros ingenios y facultades; séanos a los dos libre el juicio, pero no irracional.
Pero dirásme, por ventura: -¿Qué novedades puedes tú traerme después de tantos y tan ilustres sabios como en el mundo han sido? ¿Te estaba esperando a ti solo la verdad? -Ciertamente que no -respondo al punto-. Pero ¿acaso la verdad les había esperado antes a ellos? Porque Aristóteles haya escrito, ¿me he de callar yo? ¿Por ventura Aristóteles llegó a apurar en sus obras toda la potestad de la naturaleza y abrazó todo el ámbito de los seres? No creeré tal aunque me lo prediquen algunos doctísimos modernos exageradamente adictos al Estagirita a quien llaman dictador de la verdad y árbitro de la ciencia. No: en la república de la ciencia, en el tribunal de la verdad, nadie juzga, nadie tiene imperio sino la verdad misma. Yo tengo a Aristóteles por uno de los más agudos y sutiles escudriñadores de la naturaleza que hubo en el mundo; yo le admiro como a uno de los más fértiles ingenios que ha producido la especie humana: pero afirmo, también, que ignoró muchas cosas, que en otras muchas anduvo vacilante, que enseñó no pocas con grande confusión, que algunas cuestiones las trató sucintamente o las pasó y huyó por no atreverse a afrontarlas. Hombre era al fin, lo mismo que nosotros, y hartas veces, contra su voluntad, hubo de dar muestras de la limitación y la flaqueza humanas. Tal es nuestro juicio. Suceden tiempos a tiempos, y con los tiempos se mudan las opiniones de los hombres; cada cual cree haber encontrado la verdad, siendo así que de mil que opinan variamente sólo uno puede estar en lo cierto. Mas dentro de esa fatal y común flaqueza, todos los hombres deben ejercitar sus facultades y, sin curar de opiniones ajenas, aun a costa de errores y caídas, investigar las cosas por sí mismos.
Séame, pues, licito, como a todos los demás, y con ellos o sin ellos, hacer la misma indagación. Quizá encuentre, al apartarme de las antiguas autoridades, un destello de la verdad que busco. Y no te admire, lector, que después de tantos y tan ilustres varones venga yo, tan humilde, a mover de nuevo esta roca, pues no sería la primera vez que un ratoncillo rompiese los lazos que sujetaban al león; más fácilmente cobran la presa muchos perros que uno solo.
Y no por eso te prometo la verdad, pues yo la ignoro lo mismo que todas las demás cosas; únicamente prometo inquirirla en cuanto me sea posible, para ver si sacándola de las cavernas en que suele estar encerrada puedes tú perseguirla en campo raso y abierto. Ni tampoco tengas tú muchas esperanzas de alcanzarla nunca ni, menos, de poseerla; conténtate, como yo, con perseguirla. Éste es mi fin, éste es mi propósito, éste debe ser también el tuyo. Empezando, pues, por los principios de las cosas, vamos a examinar los fundamentos más graves de la filosofía, los que pusieron por base a sus doctrinas los más insignes pensadores. Pero no me detendré mucho en cuestiones particulares, porque quiero llegar pronto a exponer aquellas nociones filosóficas que sirven de cimiento a la medicina, de cuyo arte soy profesor. Si quisiera recorrer todo el campo vastísimo de la ciencia, la vida no me bastara.
Ni esperes de mí compuesta y atildada expresión. Si me pusiera a escoger las palabras y a usar de giros elegantes, la verdad se me escaparía de entre las manos. Si buscas elocuencia, pídesela a Cicerón, cuyo era este oficio: yo hablaré con suficiente hermosura si hablare con suficiente verdad. Quédense las bellas palabras para los poetas, los cortesanos, los amantes, las meretrices, los rufianes, aduladores, parásitos y gentes de esa laya, que tanto se precian de hablar bien. A la ciencia le basta siempre, porque es lo único necesario, la propiedad del lenguaje.
Tampoco me pidas autoridades ni falsos acatamientos a la opinión ajena, porque ello más bien sería indicio de ánimo servil e indocto que de un espíritu libre y amante de la verdad. Yo sólo seguiré con la razón a sola la naturaleza. La autoridad manda creer; la razón demuestra las cosas; aquélla es apta para la fe; ésta para la ciencia.
Y quiera Dios que con el mismo ánimo que yo, sincero y vigilante, escribo estos renglones, los recibas tú, vigilante y sincero, y los juzgues con mente sana y libre, rechazando con firmes razones aquello que te parezca falso (cosa para mí agradable por ser tan propia de un filósofo) y sin necesidad de injurias (cosas, al fin, de mujerzuelas, indignas de un filósofo y para mí, por tal, muy desagradables), aprobando y confirmando, últimamente, aquello que te parezca verdadero.
Lo cual aguardo que hagas, en espera de futuras y más provechosas investigaciones. Vale."

martes, 11 de enero de 2011

2º de Bachillerato: La Divina Comedia de Dante y el pensamiento de Tomás de Aquino

   La filosofía de Tomás de Aquino ejerció una poderosa influencia sobre el poeta italiano Dante Alighieri (biografía: http://es.wikipedia.org/wiki/Dante_Alighieri  y
   Su obra más importante: La Divina Comedia, en la que el vate italiano describe su viaje iniciático a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso (donde sitúa, entre otros, al propio Tomás de Aquino y, desde luego, a su amada Beatriz), significa, sin duda, una de las cúspides de la literatura de todos los tiempos (el texto de este extensísimo poema podéis encontrarlo en: http://www.librosgratisweb.com/pdf/alighieri-dante/divina-comedia.pdf).
   Para introducirse en el complejo significado de esta obra, tan inmensa e inabarcable como las catedrales góticas en arquitectura, o la Suma Teológica en filosofía, resulta útil consultar los siguientes enlaces: http://www.maricarmenmartinez.com/HUMA_3201_Student_Essays/Maria_Lopez.html y
http://www.tarot.net.in/esoterismo/el-complejo-universo-de-la-divina-comedia-1.htm). También puede verse este interesante documental titulado "El enigma de la Divina Comedia":



   Termino esta entrada con una serie de imágenes -algunas bellísimas- relacionadas con la vida y la obra del poeta florentino...:


Retrato de Dante Alighieri


Dante encuentra por primera vez a su amada Beatriz

Estructura del Infierno dantesco

Dante componiendo La Divina Comedia

Dante y su guía, el poeta romano Virgilio, descienden a los infiernos


Portada del video juego "Dante's Inferno"


   ... y con las ilustraciones que el maestro Gustavo Doré realizó para su edición de la Divina Comedia:

1º de Bachillerato: Los límites del conocimiento humano

El problema de los límites del conocimiento humano:

TEXTOS:

a) Escepticismo:

Pirrón de Elis
   "Aristocles resumía en estos términos la doctrina de Pirrón: "Pirrón de Elis no ha dejado ningún escrito, pero su discípulo Timón dice que aquel que quiere ser feliz debe considerar estos tres puntos: primero, ¿qué son las cosas en sí mismas?; después, ¿en qué disposiciones debemos estar frente a ellas?; en fin, ¿qué resultará para nosotros de estas disposiciones? Las cosas no tienen diferencias entre sí y son igualmente inciertas e indiscernibles. Por esto nuestras sensaciones y nuestros juicios no nos enseñan lo verdadero ni lo falso. Por consiguiente, no debemos fiarnos ni de nuestros sentidos ni de la razón, sino permanecer sin opinión, sin inclinarnos de un lado ni del otro, impasibles. Sea cual fuere la cosa de que se trate, diremos que no es necesario afirmarla más bien que negarla, o bien que hay que afirmarla y negarla a la vez, o bien que no hay que afirmarla ni negarla. Si nos encontramos en estas  disposiciones, dice Timón, alcanzaremos primero la afasia, después la ataraxia. (...) Pirrón encontró la fórmula escéptica: suspender el juicio [epojé]. (...) La razón que daba es que siempre pueden invocarse razones de fuerza tanto en pro como en contra de cada opinión. Lo mejor es, pues, no tomar partido, confesar que no se sabe, no inclinarse de ningún lado, no decir nada, permanecer en suspenso. De ahí también diversas fórmulas que tienen la misma significación: yo no defino nada; nada es inteligible; ni sí ni no. (...)
   Importa señalar que la duda escéptica no se refiere a las apariencias o fenómenos que son evidentes, sino únicamente a las cosas oscuras u ocultas. Ningún escéptico duda de su propio pensamiento, y el escéptico reconoce que es de día, que vive, que ve. No pone en duda que tal objeto le parezca blanco, que la miel le parezca dulce. Pero el objeto, ¿es blanco? La miel, ¿es dulce? He aquí lo que no sabe. Ignora todo lo que no aparece a los sentidos; no niega la visión, pero no sabe cómo se cumple. Por consiguiente, no hay que decir que el escéptico duda de todo en general; no duda de los fenómenos, sino solamente de las realidades en tanto que distintas de las apariencias." (BROCHARD, Los escépticos griegos)

b) Empirismo:

John Locke
   "Supongamos que la mente es, como nosotros decimos, un papel en blanco, vacío de caracteres, sin ideas. ¿Cómo se llena? ¿De dónde procede el vasto acopio que la ilimitada y activa imaginación del hombre ha grabado en ella con una variedad casi infinita? A esto respondo con una palabra: de la experiencia. En ella está fundado todo nuestro conocimiento, y de ella se deriva todo en último término. Nuestra observación, ocupándose ya de los objetos sensibles externos, ya sobre las operaciones internas de nuestras mentes, percibidas y reflejadas por nosotros mismos, es la que abastece a nuestro entendimiento con todos los materiales del pensar. Estas dos son las fuerzas del conocimiento; de ellas proceden todas las ideas que tenemos o podemos tener. El que considere atentamente el estado de un niño recién nacido hallará pocas razones para imaginarlo lleno de ideas, que constituyan el material de su conocimiento futuro. Creo que si un niño viviera en un lugar donde no viera otros colores que el blanco y el negro hasta que fuera hombre, no tendría ninguna idea del escarlata o del verde; lo mismo que la persona que no probó en su niñez una ostra o una piña, no tiene el recuerdo de aquellos particulares sabores. (...)
   "Las sensaciones externas e internas son las únicas vías de paso del conocimiento al entendimiento que puedo encontrar. Hasta donde puedo descubrir, éstas son las únicas claraboyas por las que la luz se introduce en este cuarto oscuro. Porque pienso que el entendimiento no deja de parecerse a una habitación totalmente desprovista de luz, que no tuviera sino una abertura muy pequeña para dejar que penetraran las apariencias visibles externas o las ideas [= percepciones] de las cosas; de tal manera que si las imágenes que penetran en este cuarto oscuro permanecieran allí, y se situaran de una una manera ordenada como para ser halladas cuando lo requiera la ocasión, este cuarto sería muy similar al entendimiento de un ser humano, en lo que se refiere a todos los objetos de la vista y a las ideas de ellos. (...)
   "Es evidente que la mente no conoce las cosas de forma inmediata, sino tan sólo por la intervención de las ideas que tiene sobre ellas. Nuestro conocimiento, por ello, sólo es real en la medida en que existe una conformidad entre nuestras ideas y la realidad de las cosas. Pero ¿cuál es ese criterio? ¿Cómo puede la mente -puesto que no percibe nada sino sus propias ideas- saber que están de acuerdo con las cosas mismas? Esto, aunque parece ofrecer cierta dificultad, pienso que se puede resolver (...) Como las ideas simples no pueden ser forjadas por la mente por sí misma, tienen que ser necesariamente el producto de las cosas que operan sobre la mente de manera natural, y que producen en ella aquellas percepciones para las que han sido adaptadas y ordenadas. (...)" (J. LOCKE, Ensayo sobre el entendimiento humano)

c) Racionalismo:


Leibniz
    "Se trata de saber si el alma en sí misma está enteramente vacía, como las tablillas en las que todavía no se ha escrito nada (tabula rasa), tal y como piensan Aristóteles y el autor del Ensayo [Locke], y si todo lo que en ella está trazado proviene únicamente de los sentidos y de la experiencia, o si, por el contrario, el alma ya contiene originariamente los principios de varias nociones y doctrinas que los objetos externos únicamente despiertan (...). [Por eso] prefiero utilizar la comparación [de la mente] con una piedra de mármol que tiene vetas, mejor que una piedra de mármol totalmente compacta, o tablillas vacías, es decir, lo que los filósofos llaman tabula rasa. Pues si el alma se pareciese a dichas tablillas vacías, las verdades estarían en nosotros como la figura de Hércules está en un mármol, siendo así que a dicho mármol le es completamente indiferente recibir esa figura o cualquier otra. Mas si en la piedra existiesen vetas que marcasen la figura de Hércules con preferencia a otra figura, dicha piedra estára más determinada a ello, y de alguna manera Hércules estaría como innato, aun cuando hiciese falta tomarse trabajo para descubrir esas vetas, y para limpiarlas mediante pulimento, quitando lo que les impide aparecer. Y así es como las ideas y las verdades nos son innatas, en tanto inclinaciones, disposiciones, hábitos o virtualidades naturales." (G. W. LEIBNIZ, Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano)

d) Criticismo kantiano:


Kant
    "No hay duda de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia. Pues, ¿cómo podría ser despertada a actuar la facultad de conocer, sino mediante objetos que afectan a nuestros sentidos (...)? Por consiguiente, en el orden temporal, ningún conocimiento precede a la experiencia, y todo conocimiento comienza con ella.
   Pero, aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia. En efecto, podría ocurrir que nuestro mismo conocimiento empírico fuera una composición de lo que recibimos mediante las impresiones y de lo que nuestra propia facultad de conocer produce (simplemente movida por las impresiones) a partir de sí misma. (...)
   Consiguientemente, una de las cuestiones que se hallan más necesitadas de un detenido examen y que no se pueden despachar de un plumazo es la de saber si existe semejante conocimiento independiente de la experiencia e, incluso, de las impresiones de los sentidos. Tal conocimiento se llama a priori y se distingue del empírico, que tiene fuentes a posteriori, es decir, en la experiencia. (KANT, Crítica de la razón pura)

2º de Bachillerato: La Escuela de Traductores y la escuela de magia en el Toledo medieval

   La recepción del pensamiento de Aristóteles y de sus comentaristas árabes y hebreos habría sino imposible sin la intensísima actividad realizada por la legendaria Escuela de Traductores de Toledo, fundada por el Rey Alfonso X el Sabio, y patrocinada, entre otros, por el obispo Raimundo. Los siguientes enlaces os permitirán saber más sobre esta maravillosa ciudad (tan cercana a Madrid, y a la vez tan lejana), y sobre el papel decisivo que jugó durante la Edad Media, como centro de encuentro (no siempre pacífico) entre las culturas cristiana, árabe y hebrea:

* http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=60a85f8b8a053e6d&writer=rl&return_to=Escuela+de+Traductores+de+Toledo

* http://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_X_de_Castilla

* http://es.wikipedia.org/wiki/Raimundo_de_Toledo

   Asimismo, os ofrezco el enlace con varios documentales:

   1º) Sobre la Escuela de Traductores toledana:



   2º) Y sobre la labor de Federico II, cuya Escuela de Traductores, ubicada en Sicilia, desempeñó un papel tan relevante como la creada por el Rey de Castilla en la Península:


   Añadir que, durante la Edad Media, Toledo no fue solamente centro de estudios filosóficos, musicales, médicos, astronómicos, etc., sino también la más importante escuela de magia y de nigromancia del mundo: En su "nefando gimnasio" -situado, al parecer, en la mítica Cueva de Hércules (de localización sumamente imprecisa)- estudiaron los más famosos magos y alquimistas de la época.
  Más sobre esta misteriosa Cueva, decisiva según los aficionados al esoterismo para la historia de España, en: http://www.leyendasdetoledo.com/index.php?option=com_content&task=view&id=39&Itemid=130 ).
   Aún hoy podemos recorrer algunas de las rutas turísticas del llamado "Toledo mágico y heterodoxo"; los interesados en estas excursiones pueden consultar, entre otros estos enlaces:



   Finalmente, como prueba de la fama de este magisterio nigromántico de la ciudad del Tajo, reconocido en toda la Edad Media, podéis leer el famoso Exemplo XI del maravilloso libro El conde Lucanor, del Infante Don Juan Manuel:





Exemplo XIº
De lo que contesçió a un deán de Sanctiago con don Illán, el grand
maestro de Toledo
Otro día fablava el conde Lucanor con Patronio, et contával’ su fazienda en
esta guisa:
-Patronio, un omne vino a me rogar quel’ ayudasse en un fecho que avía
mester mi ayuda, et prometióme que faría por mí todas las cosas que fuessen
mi pro et mi onra. Et yo començél’ a ayudar cuanto pude en aquel
fecho. Et ante que el pleito fuesse acabado, teniendo él que ya el su pleito
era librado, acaesçió una cosa en que cumplía que la fiziesse por mí, et
roguél’ que la fiziesse et él púsome escusa. Et después acaesçió otra cosa
que pudiera fazer por mí, et púsome escusa como a la otra; et esto me fizo
en todo lo quel’ rogué que’l fiziesse por mí. Et aquel fecho porque él me
rogó non es aún librado, nin se librará si yo non quisiere. Et por la fiuza
que yo he en vós et en el vuestro entendimiento, ruégovos que me consejedes
lo que faga en esto.
-Señor conde -dixo Patronio-, para que vós fagades en esto lo que vos devedes,
mucho querría que sopiésedes lo que contesçió a un deán de Sanctiago
con don Illán, el grand maestro que morava en Toledo.
Et el conde le preguntó cómo fuera aquello.
-Señor conde -dixo Patronio-, en Sanctiago avía un deán que avía muy
grant talante de saber el arte de la nigromançía, et oyó dezír que don Illán
de Toledo sabía ende más que ninguno que fuesse en aquella sazón; et por
ende vínose para Toledo para aprender de aquella sciençia. Et el día que
llegó a Toledo, adereçó luego a casa de don Illán et fallólo que estava lleyendo
en una cámara muy apartada; et luego que legó a él, reçibiólo muy
bien et díxol’ que non quería quel’ dixiesse ninguna cosa de lo porque
venía fasta que oviese comido. Et pensó muy bien de’l et fizol’ dar muy
buenas posadas et todo lo que ovo mester, et diol’ a entender quel’ plazía
mucho con su venida.
Et después que ovieron comido, apartósse con él, et contól’ la razón porque
allí viniera, et rogól’ muy afincadamente quel’ mostrasse aquella sciençia
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que él avía muy grant talante de la aprender. Et don Illán díxol’ que él era
deán et omne de grand guisa et que podía llegar a grand estado -et los omnes
que grant estado tienen, de que todo lo suyo an librado a su voluntad,
olbidan mucho aína lo que otrie a fecho por ellos- et él que se reçelava que
de que él oviesse aprendido de’l aquello que él quería saber, que non le
faría tanto bien como él le prometía. Et el deán le prometió et le asseguró
que de cualquier vien que él oviesse, que nunca faría sinon lo que él mandasse.
Et en estas fablas estudieron desque ovieron yantado fasta que fue ora de
çena. De que su pleito fue bien assossegado entre ellos, dixo don Illán al
deán que aquella sçiençia non se podía aprender sinon en lugar mucho
apartado et que luego essa noche le quería amostrar do avían de estar fasta
que oviesse aprendido aquello que él quería saber. Et tomól’ por la mano et
levól’ a una cámara. Et en apartándose de la otra gente, llamó a una mançeba
de su casa et díxol’ que toviesse perdizes para que çenassen essa noche,
mas que non las pusiessen a assar fasta que él gelo mandasse.
Et desque esto ovo dicho, llamó al deán; et entraron entramos por una escalera
de piedra muy bien labrada et fueron descendiendo por ella muy
grand pieça, en guisa que paresçía que estavan tan vaxos que passaba el río
de Tajo por çima dellos. Et desque fueron en cabo del escalera, fallaron una
possada muy buena, et una cámara mucho apuesta que ý avía, ó estavan los
libros et el estudio en que avían de leer. De que se assentaron, estavan
parando mientes en cuáles libros avían de començar. Et estando ellos en
esto, entraron dos omnes por la puerta et diéronle una carta quel’ enviava el
arçobispo, su tío, en quel’ fazía saber que estava muy mal doliente et quel’
enviava rogar que sil’ quería veer vivo, que se fuesse luego para él. Al deán
pesó mucho con estas nuebas; lo uno, por la dolençia de su tío; et lo ál,
porque reçeló que avía de dexar su estudio que avía començado. Pero puso
en su coraçón de non dexar aquel estudio tan aína, et fizo sus cartas de repuesta
et enviólas al arçobispo, su tío.
Et dende a tres o cuatro días llegaron otros omnes a pie que traían otras
cartas al deán en quel’ fazían saber que el arçobispo era finado, et que estavan
todos los de la eglesia en su eslección et que fiavan, por la merçed de
Dios, que eslerían a él, et por esta razón que non se quexasse de ir a lla
eglesia; ca mejor era para él en quel’ esleciessen seyendo en otra parte que
non estando en la eglesia.
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Et dende a cabo de siete o de ocho días, vinieron dos escuderos muy bien
vestidos et muy bien aparejados, et cuando llegaron a él, vesáronle la mano
et mostráronle las cartas en cómo le avían esleído por arçobispo. Cuando
don Illán esto oyó, fue al electo et díxol’ cómo gradescía mucho a Dios
porque estas buenas nuebas le llegaran a su casa, et pues Dios tanto bien le
fiziera, quel’ pedía por merçed que el deanadgo que fincava vagado que lo
diesse a un su fijo. Et el electo díxol’ quel’ rogava quel’ quisiesse consentir
que aquel deanadgo que lo oviesse un su hermano; mas que él le faría bien,
en guisa que él fuesse pagado, et quel’ rogava que fuesse con él para Sanctiago
et que levasse aquel su fijo. Don Illán dixo que lo faría.
Fuéronse para Sanctiago. Cuando ý llegaron, fueron muy bien reçebidos et
mucho onradamente. Et desque moraron ý un tiempo, un día llegaron al
arçobispo mandaderos del Papa con sus cartas en cómol’ dava el obispado
de Tolosa, et quel fazía gracia que pudiesse dar el arçobispado a qui quisiesse.
Cuando don Illán oyó esto, retrayéndol’ mucho afincadamente lo que
con él avía passado, pidiól’ merçed quel’ diesse a su fijo; et el arçobispo le
rogó que consentiesse que lo oviesse un su tío, hermano de su padre. Et don
Illán dixo que bien entendié quel’ fazía gran tuerto, pero que esto que lo
consintía en tal que fuesse seguro que gelo emendaría adelante. Et el obispo
le prometió en toda guisa que lo faría assí, et rogól’ que fuesse con él a
Tolosa et que levasse su fijo.
Et desque llegaron a Tolosa, fueron muy bien reçebidos de condes et de cuantos
omnes buenos avía en la tierra. Et desque ovieron ý morado fasta dos
años, llegaron los mandaderos del Papa con sus cartas en cómo le fazía el
Papa cardenal et quel’ fazía gracia que diesse el obispado de Tolosa a qui
quisiesse. Entonçe fue a él don Illán et díxol’ que, pues tantas vezes le avía
fallesçido de lo que con él pusiera, que ya aquí non avía logar del’ poner
escusa ninguna que non diesse algunas de aquellas dignidades a su fijo. Et
el cardenal rogól’ quel’ consentiese que oviesse aquel obispado un su tío,
hermano de su madre, que era omne bueno ançiano; mas que, pues él
cardenal era, que se fuese con él para la Corte, que asaz avía en qué le fazer
bien. Et don Illán quexósse ende mucho, pero consintió en lo que el cardenal
quiso, et fuesse con él para la Corte.
Et desque ý llegaron, fueron bien reçebidos de los cardenales et de cuantos
en la Corte eran, et moraron ý muy grand tiempo. Et don Illán afincando
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cada día al cardenal quel’ fiziesse alguna gracia a su fijo, et él poníal’ sus
escusas.
Et estando assí en la Corte, finó el Papa; et todos los cardenales esleyeron
aquel cardenal por Papa. Estonçe fue a él don Illán et díxol’ que ya non
podía poner escusa de non conplir lo quel’ avía prometido. El Papa le dixo
que non lo afincasse tanto, que siempre avría lugar en quel’ fiziesse merçed
segund fuesse razón. Et don Illán se començó a quexar mucho, retrayéndol’
cuantas cosas le prometiera et que nunca le avía complido ninguna, et
diziéndol’ que aquello reçelava en la primera vegada que con él fablara, et
pues aquel estado era llegado et nol’ cumplía lo quel’ prometiera, que ya
non le fincava logar en que atendiesse de’l bien ninguno. Deste aquexamiento
se quexó mucho el Papa et començól’ a maltraer diziéndol’ que si
más le afincasse, quel’ faría echar en una cárçel, que era ereje et encantador,
que bien sabía que non avía otra vida nin otro ofiçio en Toledo, do él
moraba, sinon bivir por aquella arte de nigromançía.
Desque don Illán vio cuánto mal le gualardonava el Papa lo que por él avía
fecho, espedióse de’l, et solamente nol’ quiso dar el Papa que comiese por
el camino. Estonçe don Illán dixo al Papa que pues ál non tenía de comer,
que se avría de tornar a las perdizes que mandara assar aquella noche, et
llamó a la muger et díxol’ que assasse las perdizes.
Cuanto esto dixo don Illán, fallósse el Papa en Toledo, deán de Sanctiago,
como lo era cuando ý bino, et tan grand fue la vergüença que ovo, que non
sopo quel’ dezir. Et don Illán díxol’ que fuesse en buena ventura et que assaz
avía provado lo que tenía en él, et que ternía por muy mal enpleado si
comiesse su parte de las perdizes.
Et vós, señor conde Lucanor, pues veedes que tanto fazedes por aquel
omne que vos demanda ayuda et non vos da ende mejores gracias, tengo
que non avedes por qué trabajar nin aventurarvos mucho por llegarlo a
logar que vos dé tal galardón como el deán dio a don Illán.
El conde tovo esto por buen consejo, et fízolo assí, et fallósse ende bien.
Et porque entendió don Johan que era éste muy buen exiemplo, fízolo poner
en este libro et fizo estos viessos que dizen assí:
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Al que mucho ayudares et non te lo conosçiere,
menos ayuda abrás de’l desque en grand onra subiere.