domingo, 23 de febrero de 2014

1º de Bachillerato: Escépticos y libertinos: el culto a la naturaleza




 El Padre GARASSE, en su libro La Doctrine curieuse des beaux esprits de ce temps, París, 1623 (cit. por A. ADAM, Les libertins au XVII siècle, París, Bouchet/Castel, 1964, pp. 41-42) describre así a los denominados "libertinos eruditos":

   "I. Pocos son los espíritus de calidad en el mundo, y los necios, esto es, el común de los hombres, no son capaces de acceder a nuestra doctrina. Preciso es, pues, hablar, no libremente, sino en secreto y entre espíritus confidenciales y cabalísticos.
   II. Los espíritus refinados no creen en Dios a no ser por comodidad y por interés del Estado.
   III. Un espíritu refinado es libre en su creencia y no se deja cautivar por la creencia común llena de simplezas que le es propuesta por el simple populacho.
   IV. Todas las cosas están guiadas y gobernadas por el destino, el cual es irrevocable, infalible, inmutable, necesario, eterno e inevitable para todos los hombres, hagan lo que hagan.
   V. Cierto es que el libro llamado Biblia o Sagrada Escritura es un agradable libro y contiene muchas buenas cosas. Pero pretender obligar a un espíritu de calidad a creer, so pena de condenarse, todo cuanto en él hay, incluido el rabo del perro de Tobías, no tiene el menor sentido.
   VI. No hay más divinidad ni potencia soberana en el mundo que la NATURALEZA, a la cual es preciso ajustarse en todo sin nada negarle a nuestro cuerpo o a nuestros sentidos de cuanto deseen de nosotros en el ejercicio de sus potencias y facultades naturales.
   VII. Planteado el caso de que haya un Dios, como es conveniente confesar por comodidad para no estar en continua pelea con los supersticiosos, no se sigue de ello que existan criaturas puramente intelectuales y separadas de la materia. Todo cuanto hay en la naturaleza es compuesto. No hay, por consiguiente, ni ángeles ni diablos en el mundo, y no es seguro que el alma sea inmortal, etc.
   VIII. Cierto es que para vivir feliz es preciso suprimir y asfixiar todos los escrúpulos. Mas, sin embargo, no hay que parecer impío y abandonado, por temor a escandalizar a los simples o privarse del apoyo de los espíritus supersticiosos."

jueves, 13 de febrero de 2014

2º de Bachillerato: El concepto del tiempo en Descartes

   

Algunos alumnos me han preguntado acerca del problema del tiempo en Descartes. El mejor artículo que he encontrado, en relación con esta cuestión, es el titulado: "Creación continua y tiempo en la filosofía natural de René Descartes", de Zuraya Monroy Nasr, publicado en el Anuario de Revistas de la Universidad Nacional de México. 

   La autora señala que Descartes se refirió escasamente al concepto del tiempo, y cuando alude a él lo hace en el marco de su metafísica.

  Por una parte, las raíces metafísicas del tiempo se insertan en la noción de "creación o preservación continua", que aparece en la Tercera meditación, y luego el concepto del tiempo pasa aplicarse, en el ámbito de la física a la conservación de la cantidad de movimiento expresada en las leyes de la física cartesiana. 

   Para el filósofo francés, hay que explicar cómo la substancia extensa en movimiento se conserva permanentemente, a la vez que los cuerpos particulares inmersos en el pleno, transmiten y pierden movimiento al chocar continuamente.

   Por otra parte, en la formulación de su concepción sobre el tiempo y la duración resulta necesario esclarecer si para Descartes el tiempo depende del movimiento o, por el contrario, el tiempo es independiente del movimiento. La Dra. Monroy sostiene que, en base al dualismo metafísico radical de Descartes, aunque, en términos ontológicos, la duración y el movimiento son atributos inseparables de las cosas extensas, en términos epistemológicos, el tiempo resulta un modo del pensamiento humano con el cuál se procura conocer, con parámetros y convenciones, la duración de las cosas materiales. 

   En este enlace podéis encontrar el artículo completo, que es excelente: Creación continua y tiempo en la filosofía natural de René Descartes

miércoles, 12 de febrero de 2014

1º de Bachillerato: Falacia del falso dilema



   Una falacia importante de detectar es la del falso dilema. Consiste en presentar dos alternativas extremas como las únicas opciones posibles, cuando en relaidad pueden plantearse otras alternativas que no se consideran y de se dejan de lado intencionadamente. La omisión de estas otras posibilidades no se justifica, ni se argumenta, sino que se propone como la única elección factible.Es una falacia muy habitual en el ámbito de la política y la publicidad, y limita la posibilidad de reflexión dentro del debate.
   La falacia del falso dilema incluye siempre términos que no son exhaustivos, es decir, se enumera un conjunto incompleto de posibilidades. Por ejemplo: "O se acepta esta ley educativa, o la educación de este país se viene abajo", "O aceptas la propuesta de rescate, o España saldrá fuera de la Unión Europea", etc. Abrir una tercera vía desmontaría el falso dilema.
   También aparece este dilema si los términos no son excluyentes, ni obligan a escoger de manera tajante. Por ejemplo: "¿Cómo vamos a sancionar el aborto cuando nos esforzamos en salvar la vida de muchos animales?"; en este caso los términos de la alternativa no se excluyen: se puede salvar la vida de los animales  y permitir el aborto, en ciertos casos, como garantía de la libertad femenina, o prevenir malformaciones, etc. 
   Como puede verse, para destruir un falso dilema lo que debe hacerse es plantear opciones que no se habían tenido en cuenta, o mostrar que los términos que aparecen en la disyunción no son excluyentes, o se refieren a campos diferentes.

martes, 11 de febrero de 2014

1º de Bachillerato: Montaigne en "Émission cogito"


   Programa de la serie francesa Émission cogito dedicado al pensamiento del escéptico Montaigne.

1º de Bachillerato: Spinoza en "Émission cogito"


Programa de la serie francesa Émission cogito dedicado al gran filósofo racionalista Spinoza, interesante para completar las clases que hemos impartido sobre este movimiento fundamental de la filosofía moderna.

2º de Bachillerato: Descartes en "La aventura del pensamiento" y "Émission cogito"



   Podemos complementar las clases dedicadas al pensamiento de René Descartes con estos dos documentales, pertenecientes a la serie dirigida por Fernando Savater "La aventura del pensamiento", y al programa francés Émission Cogito, respectivamente. Tan claros y distintos como el filósofo galo.

viernes, 7 de febrero de 2014

2º de Bachillerato: El problema de la política en Descartes


Descartes y la Reina Cristina de Suecia
   Es difícil precisar el contenido de la teoría cartesiana sobre el problema de la política. Lo que sí parece claro es que su pensamiento político, además de ser muy conservador, se enmarca -según afirma el profesor Antonio Negri es su famoso estudio Descartes político (1970)- en los parámetros propios de las monarquías absolutas del Barroco, y se orienta a construir un orden político razonable, en el marco del desarrollo hegemónico de la burguesía dentro de la formación del Estado absoluto.
   Como es sabido, en el Discurso del método, Descartes afirma que él nunca "aprobaría en forma alguna esos caracteres ligeros e inquietos que no cesan de idear constantemente alguna nueva reforma cuando no han sido llamados a la administración de los asuntos públicos ni por su nacimiento ni por su posición social". 
   Esto le lleva a describir el mundo político en términos del absolutismo: el poder político se basa en una voluntad soberana plena, poco conocida en su majestad, que simplemente debe al propio arbitrio la capacidad de legislar. "Si veut le Roi, si veut la Loi [Si el Rey quiere, la Ley quiere]". La verdad la establece Dios del mismo modo que la ley la establece el soberano absoluto, y la validez de la ley queda confiada a la potencia que la sostiene, potencia que es incomprensible en su origen y motivación. "Dios es el que ha dictado [las leyes] en la naturaleza, tal como un rey dicta leyes en su reino. Ahora bien, no hay ninguna en particular que no podamos comprender, si nuestro espíritu se dedica a considerarla, y todas son innatas en nuestras mentes, del mismo modo que un rey imprimiría sus leyes en el corazón de todos sus súbditos, si tuviera el poder de hacerlo. En cambio, no podemos comprender la grandeza de Dios, aunque la conozcamos. Pero el hecho mismo de que la juzguemos incomprensible hace que la estimemos más; del mismo modo que un rey tiene mayor majestad cuanto menos conocido es por parte de sus súbditos, siempre que no piensen por ello que carecen de rey, y que le conozcan lo bastante como para no dudar de ello. Se os dirá que, si Dios hubiese dictado esas verdades, podría cambiarlas al igual que un rey hace sus leyes; a lo que hay que responder que sí, si su voluntad puede cambiar. - Pero yo las comprendo en tanto que eternas e inmutables.- Y no juzgo lo mismo de Dios.- Pero su voluntad es libre. Sí, pero su potencia es incomprensible; y por regla general podemos afirmar perfectamente que Dios puede hacer todo cuanto podemos comprender, pero no que no puede hacer lo que no podemos comprender; puesto que resultaría temerario pensar que nuestra imaginación tiene tanta extensión como su potencia. (AT, p. 145-146): " Y, finalmente, sentencia: "solo corresponde a los Soberanos, o a aquellos que han sido autorizados por ello para intervenir en la regulación de las costumbres de los demás." (AT V, p. 87). Como dice Negri: "El principio de obediencia al soberano absoluto está en Descartes, en todo caso, fuera de discusión" (Op. cit., p. 139) El propio Cartesio lo dice, sin ambages: "al oír que la expresión R-E-Y significa suprema potestad, la guardo en mi menoria." 
   Pero ese soberano debe estar atento, a su vez, a practicar una política razonable, que pasa por aplicar el derecho y mantener el orden y la justicia, para garantizar la paz: "Puesto que, como no hay nada más que la Justicia, que mantiene los Estados y los Imperios, por amor a ella, los primeros hombres abandonaron las grutas y los bosques para construir ciudades; sólo ella da y mantiene la libertad; en cambio, la impunidad de los culpables y la condena de los inocentes provoca la licencia que, como han observado todos los políticos, siempre fue la ruina de las Repúblicas." (AT VIII B, p. 224)
   Las leyes morales son en el mundo social, igual que las naturales en su ámbito, órdenes inescrutables en su fundamentación divina: Coincidiendo con el P. Mersenne, Descartes mantiene que "El poder real es sacrosanto, ordenado por la Divinidad, principal obra de su providencia, obra maestra de sus manos, imagen viva de su sublime majestad y proporcional a su inmensa grandeza"; por eso no está permitido criticar o violar tales leyes. El orden social está garantizado en su conjunto por la Divinidad, de manera que el sujeto tiene que respetar el orden existente y la obligación de actuar en su contexto, porque "la soberanía del monarca no es más divisible que el punto en Geometría".
   Con todo -hay que tener esto muy presente- existe un ámbito en el que el poder del Soberano absoluto no puede penetrar: el yo libre del sujeto pensante, que solo debe rendir cuentas a Dios, el ser infinito, y es, como él, libre. Como afirma Negri, aquí radica la defensa que hace Descartes de la libertad y la autonomía de la naciente burguesía, que un par de siglos después pasaría a convertirse en la clase hegemónica, en pleno proceso de construcción del Estado moderno. 
   El Cogito, pertrechado con su razón, pasará poco tiempo después a la conquista del mundo, gracias a la ciencia, la técnica y su capacidad de trabajo, capaces de someter a su voluntad el mundo entero, gracias a la mecánica, la manufactura y su capacidad de trabajo. Si de cara al exterior, Descartes pareció someterse a los dictados de las Monarquías absolutas de su época, su metafísica encerraba el "razonable proyecto" de reconstruir artificialmente el mundo, para someterlo a los dictados de la razón matemática, por parte del individuo burgués. Surgía la imagen de un mundo completamente matematizado, artificial, artesano e industrial; un horizonte en el que el individuo moderno ejercerá de manera indefinida su potencia productiva infinita. Somos, para bien o para mal, los herederos de ese proyecto.