sábado, 13 de noviembre de 2010

1º de Bachillerato: "Moby Dick" y la crítica a la razón instrumental


 


Moby Dick pone fin a la soberbia aventura del capitán Ahab
Uno de los filósofos españoles actuales más destacados es Eduardo Subirats. Sus trabajos se han centrado en el desarrollo de la teoría crítica, y en el análisis del fracaso de las vanguardias artísticas del siglo XX (cubismo, futurismo, neoplasticismo, surrealismo...) en su propósito de utilizar el arte para crear una utopía estética.
En su estupendo libro Figuras de la conciencia desdichada -en el que examina algunos de los "mitos" contemporáneos, representativos de lo que él llama la "razón destructiva" (es decir, la razón instrumental, científico-tecnológica, que, desencadenada, se propone alcanzar un control total de la naturaleza y del ser humano)- aparece citada la novela de Melville Moby Dick, como un ejemplo literario de la mentalidad predatoria del hombre contemporáneo, que ha entablado una lucha titánica contra la naturaleza, obsesionado por dominarla. Y también anticipa Melville el fatal destino hacia el que se encamina ese demencial proyecto dominador: Ahab (símbolo de la razón instrumental, agresiva) es finalmente aniquilado, junto con su barco (que representa la técnica), por una implacable Naturaleza (simbolizada por la descomunal ballena), que termina aplastando la soberbia humana, imponiéndole sus ancestrales derechos.
Aquí os transcribo la cita de Subirats, al tiempo que os animo a leer sus libros, un poco dífíciles, pero de lo mejor que se ha hecho en el ámbito filosófico en las últimas décadas en el pensamiento español:
Eduardo Subirats



"En la literatura moderna (...) [existe una figura que] pone de manifiesto los momentos destructivos (...) de la razón histórica de la modernidad. (...) Ningún personaje pone de manifiesto esta consistencia racional tan completamente como el capitán Ahab de Moby Dick. El héroe de Melville reúne todas las cualidades sociales que la constitución del sujeto racional implica: es empresario, científico, guerrero. Lo mismo que el sujeto cartesiano es un ser mutilado. Por otra parte, es la encarnación del carácter racional que controla desde su último tripulante hasta la más ligera mueca de su rostro. Nada en él escapa al poder de la mirada transcendental. Cada uno de sus gestos, todos los datos de su biografía, así como los movimientos más sensibles de sus obreros se amalgaman en el bloque compacto de su razón organizadora. Todo es sometido a la unidad de su empresa. (...)
La novela Moby Dick es la reconstrucción artística de la dominación sobre el hombre y la naturaleza concebida como un destino trágico. La constelación humana del poder transcendental se expone como una confrontación con la muerte; en esta medida, la novela Moby Dick asume la negatividad de la sociedad moderna bajo una perspectiva crítica.
La muerte es, en primer lugar, un elemento inherente a la misma constitución caracterológica de Ahab. Esta figura no sólo tiene algo de espantoso, sino también de amenazante. Sus heridas son la señal de un triunfo cumplido de la razón sobre la carne, más aún: sobre la misma sobrevivencia. El desprecio de la vida deja en sus cicatices (...) el estigma del señorío. La ausencia de cualquier momento sensible en esta personalidad es una alusión de la aniquilación que entraña el poder.
Pero la vida del capitán depende absolutamente de la caza de Moby Dick. Si el temor, el cansancio, el dolor o incluso la misma simpatía frente a la ballena hubieran puesto fin a la proeza, Ahab dejaría de ser lo que era (...)
Así, la lucha por la dominación de la naturaleza se convierte en la condición necesaria para perpetuar la existencia de su agente o de su sujeto, que a su vez la encarnación de la muerte. El esfuerzo humano por la conservación que aquí ilustra el proceso de la caza de la ballena se convierte en su contrario: indefinida perpetuación de la muerte como dominación transcendental.
En segundo lugar, Melville no solamente describe la muerte al principio de su empresa y como su momento constitutivo, sino que también la inscribe al fin de la misma, como sudestino. La lucha humana por la autoconservación de la vida se convierte en la empresa colectiva de la autoaniquilación. En este fin trágico Melville expone su visión crítica de la historia bajo la hegemonía de la razón transcendental. Una vision que, al mismo tiempo, no hipostasía un pesimismo historico en la medida en que la ballena, como pedazo de naturaleza insumisa, conserva también un principio de esperanza: la utopía de una naturaleza capaz de resistir a la dominación científico-técnica.
La novela de Melville pone de manifiesto la estructura de la autodestrucción del sujeto moderno bajo el primado de su dominacion de la naturaleza." (EDUARDO SUBIRATS, Figuras de la conciencia desdichada, Taurus, Madrid, 1979, pp. 156-157)

¡Ah, se me olvidaba! También hay que leer Moby Dick, si es que alguien aún no lo ha hecho: no se arrepentirá (porque no es una novela sólo "para jóvenes", como suele creerse, sino para "todos los públicos", y de una actualidad absolutamente inquietante).

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